The Power of the Dog
- GiulianaP
- 19 ene 2022
- 6 Min. de lectura

Esta reseña, ensayo, comentario o manuscrito (ya ni se cómo abordarlo) contiene spoilers y mi planteamiento sobre el final de la película…
Leer bajo su propio riesgo.
Esta es UNA de esas películas……
De las que:
1. Amerita verla 2 o más veces
2. Hay que analizarla en distintas categorías, predominantemente visual y narrativa
3. Requiere desmenuzar los varios temas gestionados en la narrativa
4. Se debe estar abierto a un sinfín de interpretaciones
Esta es una categoría de película muy particular para mí, pues nunca voy a lograr concretar una opinión firme al respecto. Depende de la hora del día, humor, o año en el que me pregunten, mi respuesta variara considerablemente. En esta categoría tan personal para mí encasillo las siguientes películas:
Gravity (Alfonso Cuaron, 2013)
The Revenant (Alejandro Gonzalez Inarritu, 2015)
The Favourite (Yorgos Lanthimos, 2018)
Children of Men (Alfonso Cuaron, 2006)
Con estas películas, así como con The Power of the Dog (Jane Campion, 2021), lo que se ve en la superficie apenas cubre lo que se alcanza a ver entre líneas y entre tomas. Sus ingeniosos directores y guionistas logran entrelazar una exquisita riqueza de temas sin si quiera mencionarlos o bien, dejando que los mismos se asomen sutilmente de acuerdo a la perspectiva de cada espectador. De la mano de esta poderosa manera de relatar una historia, circulan las innovadoras y extraordinarias técnicas de sugestionar una prodigiosa agenda a través de la cinematografía (fotografía), el mise en scene, diseño de producción, manejo de cámara y encuadre de narración. Visualmente, todas estas películas marcan pauta en como la maestría artística debe ir en función de la epopeya que se está tratando de facturar en la cabeza de una audiencia.
Ver y experimentar este tipo de cine, a como lo describo, pareciera ser el sueño de cualquier cinéfilo, no ¿??… Lo es… Pero la complejidad de digerirlo y juzgarlo posteriormente es delicado. Y les cuento porque…

Estas películas están compuestas de tantísimos elementos, tanto visuales como temáticos, que resulta inexcusable verlas una única vez. Con una segunda y tercera vez, se descubren detalles, pistas y referencias que inicialmente pasan desapercibidas y prueban ser fundamentales para la construcción de la historia. Se llega a apreciar la congruencia de la anécdota mejor, mucho mejor – es como si con una segunda y tercera vez que la vemos, finalmente tenemos todas las piezas del rompecabezas para formar el cuadro completo. Sin embargo, no necesariamente son películas fáciles de ver una segunda y/o tercera vez. Al ser cripticas inicialmente, las mismas tienden a llevar un ritmo pausado. Se toman su tiempo y pueden caer en la clasificación de lentas, repetitivas o monótonas. Difícilmente se le puede pedir al público general que vea una película “lenta” una segunda vez, por más de que se les trate de convencer que su experiencia se verá beneficiada. Las audiencias de hoy en día tienen acceso a una plétora de contendido – bueno, de amena calidad, comercial, dinámico, y requerir que una poesía visual sea curtida más de una vez puede resultar codicioso. Entrando en materia, The Power of the Dog es justamente eso – una poesía visual que esconde intriga y como una vela, se acoge a la paciencia de su quema hasta revelar su acto final. Es para el ojo sensible y observador que este estoicismo, magistralmente conducido Jane Campion y visualmente rematado por Grant Major y Ari Wegner, entrelaza una historia que inicialmente estipula la rivalidad de dos hermanos, para luego proceder con el manejo de espinosas dinámicas familiares y por último, la capitulación de sexualidad reprimida en un tiempo y espacio donde la masculinidad del vaquero era el estilo de vida preponderante. Puede ser que The Power of the Dog trate de todo esto, pero en realidad no. Sí y no. SI porque esa es el texto prominente que presenta la película y NO porque detrás de esa progresión de tejidos se disfraza el real objetivo de la película: la ironía como argumento y protagonista principal. De alguna manera, esta película me recordó a la canción de Alanis Morissette “Ironic,” en la que plantea distintos y sencillos ejemplos de ironía. Para mí, The Power of the Dog es como esa canción – enclaustra toda su narrativa para ingeniosamente demostrarnos la ironía en la que recae todo lo que sucede a lo largo de sus 2 horas de duración. El primer acto de la película nos ambienta en el viejo oeste donde el “vaquero” es epitome de la masculinidad y dominancia cotidiana colocadas en un pueblo en Montana en 1925. Se nos presenta a Phil – tradicional e intimidante figura de autoridad que lidera a su clan de vaqueros como una jauría de perros que ladran y se imponen ante su entorno. Macho alfa, grande y siempre filmado desde ángulos y planos contrapicados que exaltan su fuerte presencia, Phil es una figura arbitrariamente consagrada en el pueblo, en la relación con su hermano George y con la gente que lo rodea. Es el típico bully que se burla y atormenta la vida de quienes percibe inferiores. Conforme vamos conociendo más sobre este liado ecosistema, nos familiarizamos con Rose y su hijo Peter. Peter es un chico introvertido y estupendamente interpretado por Kodi Smit-McPhee – joven, extremadamente flaco, levemente jorobado, tímido y de mirada inquietante. Rose es una viuda de carácter frágil y sufre al ver como Phil mortifica a Peter, quien disfruta haciendo hermosas rosas artísticas de papel para la taberna local que maneja junto a su madre. Al casarse con George, Rose entra en una espiral de alcoholismo y deterioro propiciado por la tortura psicológica que le impone Phil, perfectamente interpretado por el legendario Benedict Cumberbatch. Es a partir de este momento que la historia se pone interesante y agarra impulso. Con tenues detalles, se nos va revelando la probabilidad de que Phil es homosexual. Si, el bravucón que castra 100 cabezas de ganado al día con sus manos descubiertas y tacha de afeminado a Peter, es quien poco a poco se va despojando a través de la superposición de capas de hombría clásica que la película inicialmente demuestra. Descubrimos su añoranza física y sentimental por Bronco Henry, quien fue su mentor y le enseno todo lo que sabe sobre ser un crudo vaquero – arduo estilo de vida que Phil escoge habiendo tenido la posibilidad de una ambición laboral más prestigiosa y distinguida, al ser un graduado con honores de Yale. Phil se va revelando ante Peter de manera etérea y con ansias de ser para Peter lo que Bronco Henry fue para él. En el verano que Peter vuelve a casa para sus vacaciones de la escuela de medicina, es que ambos entablan una relación muy particular, pues vemos a Phil doblegarse y a Peter, con su mirada insidiosa, planificar la gran sorpresa que nos llevamos en los últimos 10 minutos de la película.

Si bien recuerdan, la película abre con una narración de Peter en la que relata que cuando murió su padre, su misión primaria seria proteger a su madre y que ella fuese feliz. Sabiendo el tormento que Phil fue para el en un momento y continua siendo para su madre, Peter estratégicamente se acerca a Phil y juega psicológicamente con su debilidad – su sexualidad reprimida. Con su entrenamiento en medicina y aprovechando una herida expuesta que Phil porta en su mano (símbolo de la vulnerabilidad que cautelosamente logro exponer y la misma que propaga su trágico desenlace), Peter aprovecha para darle cuero sin curar e infectado para que Phil termine el lazo / cuerda que quería obsequiarle a Peter en su afán de ser el mentor para Peter que Bronco Henry fue para él. Phil muere intoxicado al tratar el cuero con su mano herida y de esta manera, Peter asegura un futuro tranquilo para su madre – hecho que logramos confirmar cuando lo vemos sonreír maliciosamente al ver a Rose y a George regresar del funeral, Rose con el aire de paz y bienestar que Peter prometió garantizar desde un principio.

Previo a esta conjurada sonrisa, Peter lee un pasaje bíblico del salmo 22:20 que dice: “Libra de la espada mi alma. Mi vida, del poder del perro.”
Este salmo tiene varias interpretaciones y una de ellas refiere a los enemigos del Rey David y a aquellos que crucificaron a Jesús. En este caso “el poder del perro” hace referencia a los enemigos de Jesús atacando como una manada de perros. Phil y su manada de vaqueros irreverentes representan “el poder del perro” del cual Peter desea proteger a Rose, aludida en “Mi vida.”
Irónico que la propia masculinidad tan bien ponderada en la época, es la que deja a Phil en un ataúd por parte de quien menos lo esperamos. La vulnerabilidad e inseguridad de las que tanto se burló, son las mismas que lo identifican a él en su esencia y las que son utilizadas en su contra por parte del escuálido y retraído jovencito que pareciera no lastimar ni a un conejo……
The Power of the Dog es ingeniosa. Visualmente, podría ser una obra referente en cuanto a técnica en función de su historia. Narrativamente, es bastante la maraña por desenlazar para llegar a su eje central y eso lo hace una crónica difícil de juzgar. No le podría dar una sola nota específica, pero si una gratificante sonrisa a Jane Campion por hacernos pensar, disolver y asimilar lentamente la lírica que logra con esta película.
Disponible en Netflix.

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